viernes, 23 de diciembre de 2011

Bob Dylan - John Wesley Harding (1967)



Tras la orgía eléctrica que habían sido los tres discos anteriores, Bob Dylan decide volver a sus raíces folk más tradicionales. Teniendo una familia con hijos, habiendo pasado de demonio del folk a mesías del rock en solo dos años, negándose a salir de gira durante cerca de dieciocho meses y metido en grabaciones casi clandestinas con The Band, parecía claro que ya no estábamos ante el mismo personaje que un día se levanto con ganas de cambiar el mundo con su música.

Esta vuelta a los orígenes nos trae un disco calmado, con canciones bastante reposadas y con una formación clásica en los instrumentos, apoyándose durante casi todo el repertorio unicamente en bajo y batería. Pese a que pueda parecer que el nivel de los discos anteriores no se pudo mantener, en esta grabación se encuentran varios momentos estelares en el aspecto musical, como por ejemplo ''As I Went Out One Morning'', y como siempre, tratándose de Dylan, también otros en los ámbitos de la cultura popular, como por ejemplo el titulo de ''The Ballad Of Frankie Lee And Judas Priest'' que sirvió como musa para nada menos que los, evidentemente, Judas Priest.

Otro gran momento de la historia de la música conseguido gracias a este álbum es el haber inspirado el que probablemente sea la mejor versión de la historia. Estoy hablando, como no, de Jimi Hendrix y su revisión del cuarto corte del LP, el clásico ''All Along The Watchtower''. Uno de esos momentos en que el creador de la canción debe aceptar que ha sido superado y doblegarse ante la magistral interpretación del rival. Solo se me ocurre otro caso similar y seria el de Johnny Cash y su visión de ''Hurt''.

Mientras los demás probaban la psicodelia y demás vanguardias, Dylan decide tocar algo de country. ¿Que todo el mundo esta intentando ser más y más épico y conseguir el sonido del rock progresivo? Pues él que esta acostumbrado a canciones de más de 10 minutos y discos dobles ahora va y se despacha en poco más de media hora. Y es que este hombre era así, no es que le gustase llevar la contraria e ir al revés del resto, sino que él tenia su propio camino.

Puntuación

miércoles, 21 de diciembre de 2011

The Who - The Who Sell Out (1967)



Tras abandonar el garage rock de sus inicios, The Who se comenzaba a embarcar en la que seria su gran obsesión en la recta final de los sesenta y comienzo de los setenta, concebir un disco conceptual distinto a todo lo hecho hasta el momento. Ir un paso más allá y conseguir la primera opera rock. Aunque aun tardarían un poco más en llegar hasta ese punto, no cabe duda de que en este disco es donde pusieron la primera piedra.

La cohesión se consigue a través de una ficticia retransmisión de radio (en la misma portada podemos verles anunciando un desodorante, judías o pomadas), con canciones emulando los cortes publicitarios, como si de jingles se tratasen, y con continuos cortes y efectos de estudio por parte de Radio London. La verdad es que no llega a ser tan cargante como puede sonar, e incluso por ejemplo la canción que toma el nombre del desodorante, ''Odorono'', es un buen tema, en contraposición de la pomada ''Medac'' que son los cincuenta peores segundos del álbum.

Dejando a un lado la intención conceptual, el disco también incluye algunas composiciones bastante interesantes de la banda, como por ejemplo un clásico de su repertorio como ''I Can See For Miles'' o ''Tatto'', ambas pertenecientes a la fugaz etapa de jugueteo con sonidos psicodelicos. Mi favorita del disco de todos modos es ''Armenia City In The Sky'', que pese a no ser suya tampoco es una versión, ya que la canción fue compuesta expresamente para ser tocada por ellos.

Unos Who bastante desconocidos, en un álbum que no los representa del todo, o al menos no con lo que estamos acostumbrados de ellos, pero que sigue siendo un disco con bastante miga y entretenido, germen de lo que vendría después.

Puntuación

martes, 20 de diciembre de 2011

Jimi Hendrix - Axis: Bold as Love (1967)



Entre su incontestable debut y su directamente abrumador tercer disco, se encuentra, casi en tierra de nadie, este segundo álbum del negro de Seattle. Sin llegar a ser tan blusero como el primero y sin llegar a las cotas superlativas de Electric Ladyland se encuentra este disco donde Jimi Hendrix dio rienda suelta a todas las ideas que aun le rondaban por la cabeza y donde quizá más participaron activamente los otros miembros de la Jimi Hendrix Experience, siendo tanto Mitch Mitchell como Noel Redding requeridos hasta para los coros e incluso este ultimo cuela una de sus propias composiciones, ''She's So Fine'', cosa que parecería imposible si no llega a ser por la naturaleza pseudo-experimental del LP.

Ya desde el principio vemos que Jimi Hendrix se encuentra en una pequeña fase de investigación, más que con el sonido y su música, con las posibilidades que se van abriendo tanto en la producción como en la forma de entender el concepto de un álbum. Hace unos meses, cuando lanzo el Are You Experienced?, no se habria atrevido a colar una pista llena de ruido blanco como ''EXP'' para luego empalmar con un sonido tan jazz como ''Up from the Skies'' y ese pedal de Wah-Wah que le regaló Frank Zappa.

¿Heavy metal en ''Spanish Castle Magic''? Desde luego. ¿Noise en ''If 6 Was 9''? Esa outro lo dice todo. ¿Ha creado toda su discografía entera Lenny Kravitz con los seis primeros segundos de ''You Got Me Floatin'''? Sin duda.

Fue una decisión muy inteligente por parte de Hendrix el no intentar igualar el éxito y la calidad del debut (la cosa hubiese sido imposible) y haber intentado algo nuevo. Parece casi mágico que grupos como The Beatles o los americanos The Doors se permitiesen dos lanzamientos al año, incluso con cambios de estilo, pero al menos ellos tenían donde repartirse el trabajo.

Aquí hablamos de un tipo que se supo reinventar a si mismo cuando todo el mundo le hablaba de ser un dios, y que aun volvería hacerlo una vez más para crear una obra maestra al año siguiente. Un genio este Jimi.

Puntuación

lunes, 19 de diciembre de 2011

Leonard Cohen - Songs of Leonard Cohen (1967)



El maestro Leonard Cohen impartió su ultima lección durante la entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2011, cuando en su discurso, al recibir el premio a las Letras, no tuvo ningún reparo en mencionar que hasta que no leyó las obras de Federico García Lorca no fue capaz de encontrar su propia voz, y que su canción se la regaló otro andaluz, en esta ocasión un anónimo guitarrista en Montreal.

De visita en la casa de su madre, junto a unas pistas de tenis conoció a un joven que tocaba flamenco. Maravillado por ese duende le pidió que por favor le diese unas cuentas clases de guitarra. Tras afinarle la guitarra y enseñarle seis acordes para flamenco, se volvieron a ver solo durante un par de días más. A la siguiente vez, el joven muchacho no se presento.

Cohen llamó al hotel donde el guitarrista se hospedaba y preguntó por él. La respuesta fue que el chico se había quitado la vida esa misma noche. Todavía en shock por la noticia del suicidio y sin saber muy bien que hacer, el canadiense guardo esas clases en su memoria como si del mayor de los regalos se tratase. Y es que así fue.

En este debut (algo tardío, ya que lo grabó a sus 33 años) se encuentra justo lo que él menciona en el discurso. Sus letras maravillosas, digna herencia de todos los autores en los que se inspiro y unas progresiones de guitarra sencillas, que no simples, con las que adornarlas. Sus canciones hablan desde el amor (personificando en la lujuria e incluso el sexo) hasta la religión, todo bajo un prisma muy particular.

Musicalmente encontramos la guitarra de Cohen acompañada por unos arreglos de cuerda, cuernos, campanas y algunos coros femeninos como en la famosa ''Suzanne'', pero todo en su dosis justa. Solo escuchar el inicio de ''Master Song'' o ''So Long, Marianne'' ya me pone los pelos de punta.

Al igual que él agradeció a España todo lo que le ha dado, si yo un día pudiese conocerle cara a cara, no dudaría ni un segundo en decirle, que al menos a titulo personal, es algo totalmente reciproco. Cualquier premio se quedara pequeño ante semejante gigante.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Kaleidoscope - Tangerine Dream (1967)



Y aqui estamos una vez más con la herencia del Sgt. Pepper de The Beatles, que sirve esta vez como caldo de cultivo para el debut del enésimo grupo psicodelico. La salvedad en esta ocasión es que el rock deja paso al pop, estando más cerca del baroque de The Beach Boys que de la joya de los de Liverpool. Y es que podriamos verlo como un 'Pet Sounds' pasado por la batidora lisérgica.

Es un disco de ritmos alegres, guitarras inofensivas y voces académicas que recrean bonitas armonías vocales, agradables y dulces, con delicados arreglos y orquestaciones. Se nota un poco la inocencia de ser las primeras composiciones, canciones por ejemplo como ''Kaleidoscope'' se podria haber estirado un minuto más y haber sacado de ahí un tema redondo. Siendo un disco tan breve (poco mas de media hora, pero con el ultimo corte del disco superando los ocho minutos) se agradecen concesiones como ''Dive Into Yesterday'', en la que sí les da tiempo a desarrollar el potencial que atesoran y consiguen un tema impresionante.

La ya mencionada canción de ocho minutos, ''Sky Children'' para mi es la mejor del disco. Es adorable recordar como en aquella época muchas veces se guardaban estas composiciones para la ultima pista de la cara B en lugar de la tendencia actual de poner las canciones importantes en las primeras posiciones para captar al oyente. Me vienen a la mente ahora mismo The Doors en sus dos primeros discos, The Rolling Stones o Love incluyendo estas canciones que solían ser canciones salvajes y larguísimas.

Quizá las canciones del disco son excesivamente cortas y para este tipo de música de aires psicodélicos a veces 2 o 3 minutos se quedan cortos, aunque al menos evitan el perderse en interminables viajes psicodélicos como otros grupos de la época. Pese a todo, es una de esas pequeñas joyas pop de los sesenta. Cuando la palabra pop no era algo peyorativo.

Puntuación

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cream - Disraeli Gears (1967)



Bueno, algún día tenia que llegar, es el momento de las presentaciones. Blues, esta es la señora Psicodelia. Psicodelia, el señor Blues. Encantados. Y es que con un ex Yardbirds en formación, osease Eric Clapton, se podía intuir que este noviazgo iba a terminar en boda.

En este segundo disco de la formación, Cream decide darle una vuelta de tuerca al concepto ''riff'' y al blues rock, cosa que ya se pone de manifiesto en el primer tema del álbum, ''Strange Brew'', con una guitarra incontestable. El formato del grupo, no muy común en aquella época, era un clásico 'Power trio', cuya competencia directa era Jimi Hendrix y su Jimi Hendrix Experience (otros que bebían del blues y fumaban de la marihuana) así que debido a esto consiguieron un sonido muy particular y elegante, con un virtuoso como Clapton a la guitarra que no hacia más que mitificar más y más a la formación.

Se dice que sus directos eran salvajes, pese a las luchas de egos constantes entre los tres, y se puede notar en canciones como ''Tales Of Brave Ulysses'' que parecen bastante orientadas a ser tocadas en vivo. Pero por otro lado encontramos la parte de estudio, los trabajos influenciados por The Beatles y el Sgt. Pepper, como ''Dance The Night Away'', bastante lisergica (como la portada), que junto con ''We're Going Wrong'' podrían ser las abanderadas de ese otro lado del LP.

La verdad es que pese a todo el grupo peca un poco de académico en este lanzamiento, y arriesgan lo justito, nunca llegan a soltarse la melena, y se queda en un disco de posos, donde cada vez que algo da un respingo es rápidamente calmado. Es un clásico de los sesenta, pero de los pocos álbumes míticos que me permitirá la osadía de decir que no marcó tendencia.

Y sí, obviamente no voy a cerrar sin decir que ''Sunshine Of Your Love'' es una autentica sobrada de canción, con una de las lineas de guitarra más fáciles de reconocer de la década, mágica, onírica, y con un swing mil veces imitado. Anda, pues al final igual sí que dejaron algo de legado...

Puntuación

lunes, 12 de diciembre de 2011

Jefferson Airplane - After Bathing at Baxter's (1967)



Como otros tantos grupos que flirtearon con la psicodelia en los finales de los 60, Jefferson Airplane también tuvo su disco de drogas hasta arriba. A la mente me viene el segundo disco de 13th Floor Elevators por ejemplo, que es muy semejante en cuanto a intensidad y sonido.

Esta dureza, el dejar atrás las melodías pop y meterse de lleno en básicamente jams de LSD bajo mi punto de vista no llegaron a cuajar nunca. Puede que como atmósfera este mucho más logrado este álbum, desde luego, pero al final lo que cuenta, no nos engañemos, son las canciones. Y aquí no hay un ''White Rabbit'' ni un ''Somebody to Love''.

Con este disco la banda logró capturar el lado más crudo del grupo, estando los desarrollos instrumentales por encima de las melodías, y donde las guitarras son los protagonistas. Es más difícil de digerir, incluso por su producción, mucho más orientada a intentar plasmar el directo del grupo que a conseguir un sonido limpio. Es el álbum que verdaderamente conecta a Jefferson Aiplane con la psicodelia.

Un fantástico repertorio de acid y psychedelic rock. No está a la altura de Surrealistic Pillow, pero es un trabajo bastante interesante, con una ambientación que si cierras los ojos mientras lo oyes y parece que te han transportado directamente a Woodstock y que huele a porro por todas partes.

Puntuación

miércoles, 7 de diciembre de 2011

The Moody Blues - Days of Future Passed (1967)



El grupo The Moody Blues rompe con varias etiquetas en este álbum. La primera de ellas es un cambio total de su sonido, pasando del R&B de su debut, a iniciar el camino del Rock Progresivo, un cambio bastante contundente, de los más locos que recuerdo. Otra barrera que se saltan a la torera es la instrumental, ya que deciden añadir como un miembro más de la banda a la London Festival Orchestra, iniciando así otro estilo como seria el Progresivo Sinfónico, que luego rescatarían por ejemplo Yes, aunque en esta ocasión la marca de la casa la ponen los sonidos de música clásica (entiéndase la música docta, no la del clasicismo) y las continuas referencias y uso de los instrumentos de la música culta. Por si esto fuese poco, también se atrevieron a darle un toque conceptual al álbum, contándonos la rutina de un hombre desde su despertar hasta la caída del sol. Casi nada para un segundo disco.


Con semejante descripción no hay que ser muy ducho para darse cuenta de que es una grabación un poco pretenciosa, y que en semejante entramado a veces la atención se puede llegar a perder en largos pasajes sinfónicos, con enormes partes basadas solo en arreglos y orquestación, e incluso con el uso de las voces para recitar. ¿Es esto algo malo? Pues sinceramente no. Desde luego que es bastante atrevido, y puede que para algunos sea una mezcla demasiado disparate, incluso una herejía,  pero la verdad que el resultado es espectacular.


En el otro lado de la moneda incluye varios temas con cierto tono psicodelico pero bastante pop, herencia casi directa de la etapa Sgt. Pepper de The Beatles, e incluso se permitieron conseguir un 'éxito comercial' con el ultimo corte del disco ''The Night: Nights in White Satin''. Lleno de texturas, opulento y fastuoso, una resaca continua de armonías y un trabajo soberbio a la hora de seguir la narrativa con la música en base a la historia que se cuenta, dejan una sensación de estar ante un disco pensado hasta las ultimas notas, digno de ser casi ''representado'' y no tocado en directo.


Puede que la mezcla no pueda convencer a los puristas de ninguna de las dos partes, no es la primera ni la ultima vez que dos géneros dispares se fusionan y la cosa no funciona, pero en esta ocasión todo parece encajar como un puzzle. Luego ya cada uno vera su habilidad para encajar las piezas.

Puntuación

domingo, 4 de diciembre de 2011

Buffalo Springfield - Buffalo Springfield Again (1967)



La historia de Buffalo Springfield es la historia del grupo con varios genios dentro. Dos monstruos del folk rock como Neil Young y Stephen Stills, con sus enormes talentos (y egos), condenados a entenderse y trabajar juntos para suerte de todos nosotros.

Pese a que luego Young eclipsara prácticamente todos los trabajos de sus compañeros y que incluso añadiera su apellido más tarde a Crosby, Stills & Nash, si hay un disco que permanece inamovible y con identidad propia es desde luego este. Puede que no tenga un tema como el indiscutible ''For What It's Worth'' primer single de su debut, pero a cambio se gana un sonido mucho más solido, y sin apenas picos alarmantes de calidad entre sus canciones, que solo se mueven entre el ''muy bueno'' y el ''excelente''.

Como ya he dicho, aquí Young alcanza ya un cierto grado de su característico sonido, ''Mr. Soul'' es un riff que podemos encontrar varias veces en su debut en solitario y que suena bastante a The Rolling Stones, y también se empezaba a despertar su amor por el ruido y por los temas de estructuras complejos (''Broken Arrow''), e incluso ya se permite el lujo de grabar sin la banda una canción como ''Expecting to Fly''.

Pero para mi esta vez acaba superado por Stills, tanto en calidad como en variedad, con esa pieza jazzistica que es ''Every Days'', la salvaje ''Bluebird'' y ese bajo del demonio o los solos de guitarra de ''Hung Upside Down'', con la que es sin duda el mejor trabajo en la voces también del álbum. El resto de canciones son trabajo de Richie Furay, que desde luego no desmerece al lado de los otros dos, sobre todo con su voz, pero que pese a todo esta un escalón por debajo de ellos.

Cuando uno no tocaba el solo, hacia los coros, y cuando no pues la base rítmica era suya. Es lo que tienen estos ''supergrupos'' que los temazos salen sin querer, que cuando uno levanta el pie del acelerador hay otro que lleva ya cuatro vueltas de ventaja, asi que es imposible hacer malas canciones ni queriendo. Una de las mejores y ultimas muestras del rock clásico de los sesenta, raíces americanas 100%, el Cadillac del folk.

Puntuación

jueves, 1 de diciembre de 2011

The Beatles - Magical Mystery Tour (1967)



Tras las películas 'A Hard Day's Night' y Help! (con sendos discos de igual nombre por medio) Paul McCartney decidió hacer esta vez un trabajo algo más fino, y contar mediante imágenes el viaje psicodelico que vivía la banda en lo referente a la música. El guion iba a ser bastante similar a lo que hacían Ken Kesey y los 'Alegres Bromistas', historias que se puede leer en 'Ponche de Ácido Lisérgico' de Tom Wolfe, donde recorrían carreteras a bordo de una furgoneta de colores mientras se experimentaba con todo tipo de drogas y con LSD.

Al igual que pasó con el Sgt. Pepper, el proyecto inicial desvarió y prácticamente solo se puede notar en la primera canción, ''Magical Mystery Tour'', donde te invitan a montar en su autobús y gozarlo. En el resto, pese a tener una cierta coherencia entre ellas, la verdad es que olvidan totalmente el leitmotiv original y son simplemente grandisimas canciones de la banda sonora.

Contiene varios temas interesantes y que dejan claro que este doble EP tuvo gran parte de experimentación, ya que por ejemplo en 'Flying'' se atrevieron con su primera canción totalmente instrumental, y John Lennon comenzó a dejar mensajes subliminales en sus letras, volviéndose cada vez más rebuscado y haciendo metáforas en la estela de Bob Dylan. En la enorme ''I Am the Walrus'', por ejemplo, se pueden encontrar mil matices e historias que descifrar para los fans, cosa que años más tarde se convertiría en burla de los propios Beatles que veían que la gente en realidad iba mucho más allá de lo que realmente había.

De todos modos, pese a la ración psicodelica, este disco (más tarde fue lanzado como LP en USA) es recordado por contener dos de las canciones más impresionantes del catalogo de los de Liverpool, por no decir directamente de la historia vamos, con la coincidencia de que ambas comparten el mismo tema, la nostalgia hacia su niñez y sus vivencias en las calles de Inglaterra. Estoy hablando por su puesto de ''Strawberry Fields Forever'' (Lennon) y de ''Penny Lane'' (McCartney), que ademas definen perfectamente el estilo de cada uno, donde la canción de John es un viaje evocando diferentes localizaciones hasta llegar al final de la pista con sus típicos ecos y voces dobladas, donde la ultima parada es una golosina en forma de 'outro', mientras que Paul nos regala la enésima canción pop perfecta de estribillo mágico, arreglos incontestables y voces perfectas

Y es que este álbum, por contener contiene hasta una canción de esas que todo el mundo conoce, la típica concesión de The Beatles, el regalo para cerrar una etapa redonda, ''All You Need Is Love'', y con eso ya no se puede dejar mejor sabor de boca.

Puntuación